ESTA SEMANA se ha celebrado el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza. Nos daban la noticia de que en España que una de cuatro personas viven en situación de pobreza extrema. Y todavía nos preguntamos cómo hay personas de otras partes del mundo que sueñan con vivir aqui? Cómo hay personas de otras partes del mundo que mueren por vivir aquí? Y es que todo es relativo… la pobreza que para unos es no llegar a fin de mes o no poder encender la calefacción en invierno ,para otros es no poder llevar a la escuela a su hijo, tener que permitir situaciones de violencia subjetiva, poligamia e incluso tener que permitir la venta de un hijo de doce años por 30€ para garantizar la alimentación del resto de tu prole el siguiente trimestre.

Esa es la pobreza que camina por encima de los valores, de la moral y de la dignidad humana. La pobreza que no entiende de cuentas de ahorro ni de recibos eléctricos. La pobreza que hace que millones de personas, la mayoría concentradas en el continente negro… solo piensen en el fin del día, en sobrevivir.

La pobreza de Africa no solo está en los pocos recursos económicos de la mayoría de los africanos. Está en el agua contaminada que lleva millones de bacterias a los indefensos organismos de los niños y niñas malsufridos. La pobreza está en el ambiente cargado de mosquitos anopheles, los transmisores de la malaria, que fuimos capaces de aniquilar en el mundo «desarrollado», pero que allí siguen matando.

La pobreza está en las normas que no permiten la asistencia sanitaria a un paciente que no haya pagado por abrir una ficha en un hospital público.

Pero la pobreza está en la mirada de todos aquellos que siguen viendo pobres a los pobres y no hacen nada para que salgan de su situación de vulnerabilidad. La pobreza está en los rostros de los africanos que cada vez son más ricos y no hacen nada para evitar que los pobres sigan sirviendo a aquella clase que siempre se consideró superior.

Y la pobreza está en los hilos invisibles que transportan mensajes de odio entre continentes, separándonos en vez de acercarnos… haciéndonos pensar diferentes, superiores, y merecedores de privilegios por el hecho de haber nacido en un lado u otro, o con un color u otro de piel.

Si somos capaces de cambiar nuestras miradas… cada uno desde nuestra óptica o graduación… si somos capaces de ver al otro como un ser humano, con las mismas inquietudes que nosotros, con las mismas necesidades y las mismas capacidades de emocionarse o de rendirse, seremos capaces de ponernos en la piel del otro y entender que en este planeta hay lugar para todos.

Hemos escuchado hablar sobre la multidimensionalidad de la pobreza. Es el momento de encontrar soluciones multidimensionales. Es el momento de asumir la responsabilidad que nos toca a cada uno de nosotros. Tolerancia Cero hacia los discursos de odio. Tolerancia Cero hacia las desigualdades que nos diferencian. Aquí y allá… por un mundo más justo.